miércoles, 9 de enero de 2008

LA REALIDAD: EL PSICOANALISIS MAS ALLA DEL CONFORT(*)

LA REALIDAD: EL PSICOANALISIS MAS ALLA DEL CONFORT(*)

“Para una persona que desconoce el camino del Zen, las montañas son montañas y los ríos son ríos; después de un primer vislumbre de la verdad del Zen, las montañas ya no son montañas y los ríos no son ríos; después de la iluminación, las montañas vuelve a ser montañas y los ríos vuelven a ser ríos”
Dicho Zen

Y finalmente todo se ordena. Se precisa el principio, se pesquisa el sinuoso derrotero, y se supone su continuidad hasta el fin. Sólo finalmente se ordena. Como al detenerse el caleidoscopio, los elementos se constituyen en figura.
Sin embargo, en un comienzo era el caos. Fue necesario un tiempo para que la voz demandase y apareciera tras de ella el deseo. Un inadecuado instrumento: la palabra, ha sido pulsado por un deseo que devendrá impuro (el deseo del analista).
Al Suponerle a Su verdad ese Sujeto (Sujeto Supuesto al Saber), el hablante manifiesta su queja, enuncia su síntoma. Se inicia el recorrido, y los fantasmas se presentan. Imágenes olvidadas, recordadas, desconocidas, delatan la Otra Escena. Reiteraciones y vacíos articulan la senda. Una queja y una búsqueda. Al tiempo, parece conocerse la mecánica. A cada intervención eficaz, algo del sujeto adviene. Y una sensación reconfortante (no sólo de confort, de re-confort) invade al hablante (ver Carta 73). Parece saber que lo que desconoce puede buscarlo en ese inagotable almacén. La queja cede, o aumenta, pero hay un bien-estar. Es el momento crucial: perpetuarlo o pro-seguir. Por qué ir más allá? Hacia dónde, si hay un dónde? Si la nada es deseable. Y deseable para quién?
El quién no piensa, sólo escucha. Con su escucha marcará la dirección. En éste es así. La estructura en su singularidad, dirá de si. Del síntoma al fantasma. La verdad del sujeto será desbrozada por el analista, quien soportará ese deser. Subsistiendo en esa realidad alienada, de la cual no hay medida, el sujeto podrá pensarse dividido, y descubrirá el motor de su realidad (el fantasma). El analista será la causa del descubrir.
El analista, “alienación condicionada” por un no-pienso-luego-escucho, que es por él sabido. Saber in-soportable en soledad. Y finalmente está con los otros. Compartiendo escuchas y escritos, sin poder intercambiar ese saber. Erudito del silencio.
Es este “campo abierto a la experiencia” por un procedimiento (el freudiano), la realidad. Realidad absolutamente unívoca frente a la que los otros discursos (del amo, del universitario, de la histérica) enredan, haciendo flotar lo real.
Fin/principio de siglo, otro más. Momento de continuar. Más allá del confort idealista (la realidad por mi medida). Más allá de la ingenuidad realista de la ciencia. Más allá de la facilitación del síntoma en las taxonomías de los llamados problemas sociales (problemas para quién?).
Sostener la dirección del procedimiento freudiano . Momento crucial. Perpetuarlo o pro-seguir. Más allá del confort irreductible. Repetición y motor de lo por-venir.
Quienes llevamos un tiempo en ello, en breve seremos pervivencia del siglo pasado. Quienes estén adviniendo analistas, serán los del dosmil. Para ellos una última frase:
“... en la mente del principiante hay muchas posibilidades, pero en la mente del experto hay pocas” (Shunryu Suzuki)

Autor: Leopoldo M. Piazza

NOTA: El presente escrito está basado fundamentalmente en la lectura de: “Del Psicoanálisis en sus relaciones con la realidad” (1967); Intervenciones y textos. Lacan, Jacques; Ed. Manantial 1988; Bs. As.
Y fue presentado en las 1ras Jornadas de Convocatoria Al Psicoanálisis en Abril de 1997.


Carta 73 de Sigmund Freud a Wilhelm Fliess

En su carta del 31 de octubre de 1897 a Wilhelm Fliess escribe Freud (cito parte de la misma):
“... Los negocios andan tan mal por aquí que, según creo, nos esperan tiempos muy difíciles, como, por otra parte, ya corren desde hace mucho en otros sectores....
Mi propio análisis sigue siendo el principal objeto de mi interés. Todo está todavía muy confuso, incluso la índole misma de los problemas; pero al mismo tiempo tengo la reconfortante sensación de que no tendría más que echar la mano a mi despensa para sacar oportunamente cuanto necesite. Lo más desagradable son los propios estados de ánimo (die Stimmungen) que a menudo velan totalmente la realidad (die wirklichkeit). Tampoco la excitación sexual le sirve ya de nada a una persona como yo. Con todo sigo lleno de entusiasmo, aunque por el momento los resultados brilla por su ausencia....
Bajo la influencia del análisis, mis molestias cardiacas han sido reemplazado últimamente por trastornos gastrointestinales.
Discúlpame la charla desordenada de hoy que sólo está destinada a mantener la continuidad de nuestra correspondencia.”

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